martes, noviembre 20, 2007

Cuando Rosebud es Maribel (I)


Siento vértigo, cierta clase de tembleque, al pensar que cuando leas estas líneas sabrás mucho más que yo, incluso de mí mismo, mientras tanto me aplico en escribirlas.

Yo sólo puedo decir cosas buenas, de ésas que brotan de los más abandonados rincones del corazón, ahora que únicamente soy una ansiosa esperanza de poder estrecharte entre estos brazos.

Mientras, ahora mismo también, tú estarás muy ocupada, voluntariamente empeñada en distraerte y no pensar en nada para no acabar de ponerte mala, al tiempo que rastrearás sombras de mí en la penumbra, preguntándote con urgencia si es que realmente merecerá la pena dar fuego al bosque entero…

Mientras yo indago y me hundo buscando en ese eterno edén de tus tripas rotas, impaciente por devorar cada uno de sus frutos de vida llena, tú estarás temblando al pensar que tus sencillos, naturales y necesarios fantasmas no vayan a acudir tal vez a la cita, otra vez más…