las flores no valen nada,
lo que valen son tus brazos
cuando de noche me abrazan
Federico García Lorca

Lágrimas, tristes lágrimas, ay, de tristezas grandes y saladas soledades, sin más explicaciones.
Olvidos, ay, amargos olvidos que se consuelan allá donde los sollozos, quemándolo todo, abren su claro en el bosque.
Allí donde, muy solos, ay, se encuentran los lobos y se abrazan a la luz escondida de esta Luna tuya y mía.
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