jueves, septiembre 13, 2007

En el fondo de unos ojos oscuros…

Me gustas cuando callas porque estás como ausente,
y me oyes desde lejos, y mi voz no te toca.
Parece que los ojos se te hubieran volado
y parece que un beso te cerrara la boca.

Como todas las cosas están llenas de mi alma
emerges de las cosas, llena del alma mía.
Mariposa de sueño, te pareces a mi alma,
y te pareces a la palabra melancolía.

Me gustas cuando callas y estás como distante.
Y estás como quejándote, mariposa en arrullo.
Y me oyes desde lejos, y mi voz no te alcanza:
Déjame que me calle con el silencio tuyo.

Déjame que te hable también con tu silencio
claro como una lámpara, simple como un anillo.
Eres como la noche, callada y constelada.
Tu silencio es de estrella, tan lejano y sencillo.

Me gustas cuando callas porque estás como ausente.
Distante y dolorosa como si hubieras muerto.
Una palabra entonces, una sonrisa bastan.
Y estoy alegre, alegre de que no sea cierto

Poema 15 (de "Veinte poemas de amor y una canción desesperada"), de Pablo Neruda (Chile 1904-1973).


Como suelen repetir hasta los más elementales manuales chusqueros, los planes son esas cosas muy estudiadas e imprescindibles que hay que dejar de lado en cuanto se entra en la refriega. Así pues, esta noche tan esperada ha ido derivando a su aire, hasta el punto de que igual hubiera sido mejor remitirse directamente a aquello de "Puedo escribir los versos más tristes esta noche…".

Pero no.

"Más no importa —exclamó Anaïs Nin—, pues huiremos por la virginal claraboya".

La velada ha estado muy muy bien, en el exclusivo sentido de que ha sido una velada única y, por supuesto, irrepetible.

(Ya que, eso sí que sí, ha sido como una vacuna que garantiza que nada parecido podrá volver a suceder, al menos en mi presencia y con mi asentimiento. Sí, totalmente de acuerdo en que nunca digas que de este agua no beberás ni que ese cura no es tu padre, pero tengo la absoluta certidumbre de que es ésta una cuestión completamente diferente. De hecho, ya desde el principio era como un "déjà vu", y como los "déjà vu" no se suelen repetir, que digamos…)

Ideas negras y tristezas.

Hum hum, "cuando quedas atrapado en la destrucción, debes abrir una puerta a la creación", diremos pues con Dick Turpin.

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