jueves, septiembre 27, 2007

La Luna se esconde esta noche…



Hum hum, hoy la Luna no se ha dejado ver, a pesar de que era su noche del mes.

Llueve, en cambio, hoscamente, anunciando el otoño a las puertas.

Ya que no a andar por ahí, dedicaremos el momento a los juegos privados de salón, jamalají jamalajá, viendo qué tenemos por allá y por aquí:

En la nítida visión que transcurre a continuación, el cielo está azul y el sol del mediodía consigue todavía templar la desapacible brisa de la altura.

—Sinceramente, no me da ninguna pena que se acabe el verano —dice, abrazándose al tronco de un árbol, con la mirada puesta en el horizonte, mientras poco a poco el cielo a sus espaldas se va alborotando de nubes—. Ya llegarán otros mejores…

Sí, sin duda, mejores tendrán que ser…

Su mirada se anima, brillante, cuando piensa en los tiempos por venir, y en la sonrisa, bajo la complacencia aparente, se advierte decisión.

También podría tomarse por despreocupada su actitud, con las piernas a medias entrecruzadas, casi indolente.

Tanto la manera de abrazarse al árbol, sin embargo, evaluando su sólida firmeza, como el modo en que los pies se asientan en el suelo, dispuestos a resistir, todo indica que no se descartan ni vientos ni tempestades a medio plazo.

Sí, sin duda, cueste lo que cueste, merecerá la pena esforzarse por esos días prometedores…

Como cuando las nubes van tiñendo de sombra el valle al pasar, secretos que ella sabrá la hacen sonrojarse al pensarlos, intensamente.

—No, no lo pienso decir. Ya tendrías que haberlo adivinado. En realidad hace tiempo que lo sabes, pero siempre se te olvida. Igual es que tienes demasiadas cosas que recordar…

Sí, sin duda, demasiadas, así que lo más sencillo es preguntar directamente…

—Tú te lo pierdes… —añade, fingiendo indiferencia mientras la visión se esfuma lentamente.

Hum hum, sí, de nuevo aquí, en este terco cerco de sombras sin rubor, soñándote.

También ausente, mientras la galerna barre el gélido aguacero a los cuatro vientos, la Luna se habrá emboscado en algún puerto seguro, muy lejos de aquí.

Sí, sin duda, recuerdo las hogueras brillando en la tarde helada, luciérnagas ardientes de mi oscura intimidad…

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